Bienvenidos a la primera revista electrónica de la Subsecretaría de Derechos Humanos perteneciente al Municipio de Quilmes. Desde aquí, iremos informando las actividades que se llevan a cabo desde este área, así como también, se pondrá a disposición del pueblo de Quilmes, todos los proyectos, acontecimientos y desarrollos que se generen en este ámbito.

jueves, 31 de marzo de 2011

“SIGO MILITANDO COMO EN EL ‘73” Por Noemi Ciollaro para el suplemento Las 12.Foto gentileza Las 12.

Lila Mannuwal fue la compañera de vida y militancia de Ricardo Miguel Angel Morello, “Lucho”, responsable de la JP Zona Sur, desaparecido el 17 de marzo de 1977 en Quilmes. Sus restos fueron hallados e identificados por los antropólogos del EAAF en un cementerio de Lomas de Zamora en 1991. Había sido fusilado el día de su desaparición y enterrado como NN.
Lila es actualmente subsecretaria de Derechos Humanos del municipio de Quilmes y dice que la militancia es lo que siempre la mantuvo viva y activa. “Cuando testimonié para el libro me la pasaba trabajando en un negocio y andaba en los piquetes y cortes del sur del conurbano. Pero el haber podido hablar de la historia me generó la necesidad de encontrar a otros con los que formamos el Foro por los Derechos Humanos, la Identidad y la Memoria, con hijos, esposas, hermanos, militantes. Cuatro años trabajamos casa por casa en Quilmes buscando familiares, testimonios, hijos de compañeros desaparecidos, sobre todo porque siempre pensé que las leyes reparatorias no cruzaban la General Paz, no llegaban a los hogares más humildes y sus familias no tenían acceso a ellas ni a sus derechos como víctimas de la represión. Y eso yo lo tomé como un trabajo militante. Hoy casi todos los hijos de Quilmes conocen la historia de sus padres, el gobierno de Kirchner ayudó a la gente a perder el miedo, a hablar, a confiar.”
En 1991, Lila pudo saber en qué lugar estaban los restos de Lucho, exhumarlos y sepultarlos, pero “siempre vuelvo a pasar por el lugar donde lo secuestraron. Pasco me sigue produciendo dolor... hay agujeros de los balazos en las paredes. Estos últimos años fueron vertiginosos. En cinco años voy a cumplir 70. El mayor de mis hijos tiene 45. A Lucho, mi compañero, lo mataron cuando tenía 33. A esa edad él era un hombre grande hasta en la forma de vestirse, ni usaba vaqueros. Usaba pantalón y era admirador de Carlos de la Púa. No sé si hice el duelo, no sé qué es hacer el duelo, hay cosas que no se cierran nunca. Hay veces que me pregunto qué estaríamos haciendo si Lucho viviera. Tal vez tendría que haberme tocado a mí, no a él. Lucho era un cuadro muy importante”